El Miedo y la Valentía

El miedo y la valentía no son dos cosas distintas… simplemente son percepciones visuales opuestas. El miedo, no es miedo, es valentía, es la preparación bioquímica (mental, emocional y física) que se hace en nuestros cuerpos para enfrentarnos a una prueba.

Por ello, vemos en las películas que los héroes, a quienes les dicen valientes, dentro de sí realmente no lo creen, pues ellos dicen que ser valiente no es no tener miedo, sino enfrentarlo.
Somos seres programados para ser valientes, para enfrentarnos a retos, a metas, como en los videojuegos los héroes son programados para poder pasar todos los niveles.
El miedo a ser exitoso proviene de tener miedo a corromperse. Ser exitoso es tener dinero, tener dinero es tener poder, y el poder tiene como ley universal CORROMPER.
Nuestra mente está programada desde nuestro subconsciente, heredando desde nuestra sangre, las experiencias que han vivido nuestros ancestros. Todas aquellas experiencias que vivimos de niños están marcadas también como patrones que reafirman el código que le damos al éxito.
Vivimos lo que queremos vivir, somos creadores de nuestras experiencias, pero la hemos programado desde hace mucho tiempo, obligándonos a nosotros mismos a repetir una y otra vez la lección hasta que decidamos que hemos aprendido suficiente y que decidamos parar y cambiar el rumbo.
Cambiar el rumbo necesita de una inyección de adrenalina, necesita del preparado químico, que te obliga a sumergirte en la incertidumbre de: no saber los resultados, de no tener nada programado, de no tener experiencia, de no saber cómo afrontar el nuevo reto, de sumergirte en lo desconocido, o de hacer algo que ya habías olvidado.
Regresar a nuestros orígenes, del lugar en que nacimos, nos hace prepararnos para enfrentar aquello por lo que hemos fallado y que hemos estado aludiendo por tanto tiempo. En un principio fuimos seres abundantes, ricos, poderosos… y no saberlo manejar nos corrompió. Mas todo es perfecto, el corrompernos nos hizo bajar, para experimentar la humildad, la sencillez y las virtudes simples de la vida para que en el momento en que estemos listos para subir de nuevo, volvamos más sabios… EL HIJO PRODIGO VUELVE A CASA.
Al bajar matamos, hicimos sacrificios de holocausto, bebimos sangre, comimos corazones y nos inventamos tantas formas de lavar con sangre nuestros pecados, la sangre limpia, el agua también. El líquido es un conector.
Llegar arriba, luego de haber adquirido esta sabiduría representa aprender a limpiar nuestros pecados habiendo abordado la raíz del asunto: nuestra mente y la educación de nuestra alma. Representa habernos alineado con la mente superior, la cual nos permitirá comprender el papel que ejercimos y que otros muchos siguen ejerciendo.
Una vez el hijo prodigo vuelve a casa, es capaz de haberse limpiado a si mismo, ya tiene poder y ya no puede ser corrompido, su espíritu se ha vuelto incontrolable por nadie más que si mismo.
Todas las cosas con 2 polos, se están viendo desde puntos de vista distintos, más siguen siendo la misma moneda.
La abundancia y la carencia… son la misma cosa.
La riqueza espiritual son herramientas que sabemos cómo usar.

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